Mujer de la semana

Hillary Clinton será la nueva Secretaria de Estado

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Por Silvia Riveiro

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Hillary Clinton, ex candidata a la Casa Blanca junto a Barak Obama, aceptará esta semana el cargo de Secretaria General de Estados Unidos.

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Después de luchar férreamente contra Obama para hacerse con la presidencia del Partido Demócrata, Hillary Clinton podría aceptar oficialmente el cargo más importante del ejecutivo de Estados Unidos, después del de Presidente del Gobierno.
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Después de todos los rumores de enemistad y enfrentamiento entre uno y otra, la mujer de Bill Clinton prefiere ocupar un digno segundo puesto, antes de quedarse fuera del gobierno.

Hillary nació en Chicago, Illinois, en el año 1947 , tiene en la actualidad 61 años. Los años de su infancia fueron felices para la futura Secretaria de Estado. Vivía con sus padre y sus dos hermanos, a quienes está muy unida y acudía cada domingo a misa, ya que su padre era profesor de religión metodista. Desde que ella y sus hermanos era todavía unos niños, sus padres le animaban para que estudiase lo que le gustara, algo poco habitual en aquellos años.
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Hillary se decidió por la carrera de Derecho, y se matriculó en la prestigiosa Universidad de Yale. Aún no sabía que allí iba a conocer al que sería su esposo y cuadragésimo cuarto Presidente del país, Bill Clinton. Ya durante sus estudios destacaba por su buen hacer como abogada y porque se sentía especialmente atraída por los temas relacionados con los más desfavorecidos.
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Al acabar la carrera y ya graduada en Derecho, comenzó a trabajar en el Fondo para la Defensa de los Niños, en 1973. Al mismo tiempo, la relación que mantenía con Bill se consolidaba y dos años más tarde, en 1975 contrajeron matrimonio.
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Su esposo decidió irse a Arkansas como Senador a probar suerte en la política, Hillary fue con él y comenzó a impartir clases en la Universidad del estado. Con el paso de los años fundó su propio bufete de abogados, en el que trabajaba como especialista en violaciones de patentes y de propiedad intelectual. En 1980, Bill y Hillary vivían uno de los momentos más dulces de su matrimonio: el nacimiento de Chelsea, la única hija de ambos.
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El despacho marchaba bien, pero la carrera política de su esposo se acercaba a un momento crucial. Bill había decidido presentarse a Gobernador de Arkansas, los resultados fueron positivos y quiso apuntar todavía más alto. El próximo objetivo del matrimonio Clinton era la Casa Blanca.
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Su salto a la fama llegó en 1992. Sus expectativas de futuro se ven cumplidas cuando su esposo gana las elecciones presidenciales al contrincante republicano George H.W. Bush, padre del hasta el momento Presidente de Estados Unidos. Hillary se convertía de la noche al día en la Primera Dama de los Estados Unidos y en una de las mujeres más conocidas del planeta.
Su esposo, Bill, siempre había confiado en ella, y por eso decidió otorgarle alguna responsabilidad más, aparte de la de acompañarle en los actos oficiales. Hillary fue la encargada de dirigir uno de los puntos más fuertes de la presidencia de su marido: la sanidad.
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El carácter abierto de Bill les facilitaba las buenas relaciones con la mayoría de los mandatarios internacionales. El matrimonio funcionaba, Chelsea iba creciendo... Pero algo falló. Un día las televisiones del mundo repetían sin cesar la misma imagen, la imagen de una joven morena: Mónica Lewinski. Esa joven morena que ya siempre será recordada como “la Becaria de la Casa Blanca”. Un escándalo sexual sin precedentes que sentó a Clinton ante los estadounidenses en un juicio público y televisado.
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El matrimonio se tambaleaba, pero lejos de rendirse Hillary alzó la mirada al cielo y decidió que lo mejor era contar ella misma, en primera persona, lo que había ocurrido y cómo lo había vivido. El resultado fue un auténtico best-seller: Living History.

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La etapa de Primera Dama llegaba a su final, y a Hillary todavía le quedaban ganas y fuerzas para seguir luchando por su país. Por eso decidió presentarse al cargo de Senadora por Nueva York. Un puesto que logró en 2001, convirtiéndose en la primera senadora de la ciudad.
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Sus aspiraciones crecieron al ritmo de su popularidad. Por eso en 2007 no dudó en presentarse como candidata a la Presidencia de los Estados Unidos por el Partido Demócrata. Antes de regresar a la Casa Blanca, quedaba por delante una dura batalla con un joven desconocido y afroamericano: perecía que la batalla estaba ganada.
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Los acontecimientos demostraron lo contrario. El año de campaña para presidir el partido fue largo y duro. El desconocido Obama se iba habiendo con el voto latino, con el afroamericano, con el de los desfavorecidos... Tras el último duelo, y tras el fracaso, Hillary Clinton fue capaz de apoyar públicamente a su contrincante y de animar a todos sus votantes para que diesen su papeleta a Barak.
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Sus votantes no la han decepcionado – o sí – y Barak Obama ya ha hecho historia al convertirse en el premier presidente negro de U.S.A.
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Ahora es Clinton quien tiene que tomar la decisión más importante de su carrera política: ¿Aceptar el cargo y decir adiós a las elecciones de 2.012? o mantenerse en un segundo plano y ¿Arrebatarle la presidencia a Obama dentro de cuatro años?
La respuesta la conoceremos en los próximos días, pero ella es ya La Mujer de la Semana.